superficial

(2011) Sobre algunas pinturas de Gustavo Niño.

—Juana Anzellini y Nicolás Gómez—

La pintura es una forma de lenguaje puntual y sus alcances derivan de su estructura interna, de su contingencia específica. Pintar demanda conocer los límites de los materiales, los objetos y las formas con las que se trabaja. Así, como apropiación de un lenguaje, pintar implica tomar una decisión de uso, abordar un método y eliminar el resto de las posibilidades.

En la pintura no se trata de conseguir que una cosa le sonría a su representación, ni siquiera de intentar darle poder a algo a través de su representación. Antes que una imagen, la pintura es pintura. Esta es la consigna del díptico Superficial de Gustavo Niño. Para corroborarla, ha implementado el siguiente método:

Sobre el lienzo en posición horizontal aplica hilos de varios colores de esmalte sintético, de lado a lado. Luego de un tiempo de secado, aplica hilos de esmalte sintético de varios colores de forma perpendicular a la primera capa. Deja secar esta capa cuando la tela está cubierta por una trama de hilos de esmalte de varios colores. Sobre la retícula, aplica una, dos, tres, cuatro, cinco capas de esmalte diluido; blanco en una sección y negro en otra. Sobre la superficie de ambos lienzos, sea blanca o negra, se distingue la textura que dejó el procedimiento precedente y una vaga insinuación de colores pálidos que se ocultan. En los bordes laterales de ambos bastidores se distinguen los colores vibrantes de los hilos de esmalte.

Las pinturas son conjuntos de manchas que llegan a un acuerdo y paran. Son imágenes hechas con colores que, cuando se aplican sobre una superficie de determinada manera, se sobreponen tratando de buscar la delantera. Superficial de Gustavo Niño revela un procedimiento que se fundamenta en el encubrimiento, es afirmación de la negación. Como cualquier pintura, se constituye por capas sobre capas sobre capas sobre capas. Si bien en algunas pinturas esta acumulación llega a un punto en el que se consigue una disposición precisa y aparece la imagen, en Superficial la imagen desaparece. La superficie blanca y negra es un sensual velo que encubre, insinúa gestos que no se conocerán, deja atrás una rutina del pasado.

Superficial comprueba que la pintura puede darse el lujo de no revelarse en su totalidad, de esconder, de tapar, de encubrirse a sí misma. Su proceso constructivo precisa de un enmascaramiento progresivo, de una acumulación de capas que se afirman unas sobre las otras. Para poder decir con pintura hay que saber ocultar, recubrir, negar. Tapar para avanzar. En esta medida, el acto de ocultar es una forma de develar o de manifestar que en el mundo siempre hay algo que se resiste a ser  revelado. Entonces, ¿la pintura es la superficie, o eso que queda atrás?