Este es un conjunto de acuarelas realizadas en Bogotá y Lima, en las cuales disuelvo el pigmento en el agua que recoge el deshumidificador, dejándola secar sobre el papel. El propósito era hacer una representación de las características neblinas del cielo de estas dos ciudades, usando como material el agua que proviene de éstas mismas. El resultado son piezas casi monocromáticas, que develan sutiles visos, matices y texturas alusivas a las atmósferas celestes. Su delicadeza y sigilo se torna angustioso e impactante: “la niebla es tiniebla” decían los Románticos. De ahí el título de la serie, que refiere a la intensidad y complejidad del silencio.
“Niebla y silencio en mi cabeza, las acuarelas se mantienen en mi mente como un faro en mitad de la oscuridad. Hay gestos que van revelando, poco a poco, como ir creando una trama: Cubrir, tapar, envolver, velar, recubrir, ocultar, esconder, enmascarar. La lista puede seguir. Estas palabras van emergiendo del fondo para guiar la mirada. De una forma notable, nace la idea de que existe una sospe- chosa continuidad con el gesto de tapar, de cubrir o intervenir las imágenes, en concreto, los paisajes. Es este gesto el que me empieza a perseguir a mi y el que ya veo por todos la- dos. Habla de lo pictórico en sí, de lo que pasa al realizar una acción trás la cual lo que queda por debajo, solo va a poder intuirse.”
—Caridad Botella, 2019