lo contemporáneo y el museo

(2020) Texto publicado en la revista Cubo Abierto #2 del Museo de Arte Contemporáneo, Lima.

El posicionamiento de un museo de arte contemporáneo supone inmensos desafíos en un contexto que articula comunidades con expectativas diversas —incluso contradictorias— frente a sus funciones, métodos y lineamientos. Más aún, considerando el reducido grupo familiarizado de manera sensible con aquello nombrado como arte contemporáneo, y un mayor segmento que asocia el término al valor de mercancía frívola y a la idea de exclusividad y distinción. Para el caso del MAC Lima, a esta condición se suma la herencia de un acervo de arte moderno que dista de los conceptos, recursos y prácticas contemporáneas, y la necesidad de articularse con su ecosistema más próximo, públicos diversos y la escena emergente. 

Los mayores desafíos para el posicionamiento de una entidad coherente y pertinente, se determinan por las tensiones entre expectativas y entendimientos sobre lo que es arte contemporáneo. En realidad, no tendría que haber una sola definición. El MAC está para presentar los términos y sugerir posibilidades, desde sus posibilidades. El museo no responde a la pregunta de lo que es el arte contemporáneo, pero es el Museo de Arte Contemporáneo. A lo largo del tiempo, debe gestionar y sumar acciones, que serán  pistas para  identificar colectivamente aquello que ha sido considerado como tal. Queremos que, desde el MAC, el arte contemporáneo sea relevante como forma de definición del aquí y del ahora, y tenga un mayor alcance hacia diversas comunidades ante las cuales la institución se puede presentar: artistas emergentes y consolidados, profesionales y entusiastas del arte, familias, jóvenes, niños, vecinos y turistas.

Sabemos que el arte contemporáneo se diferencia de un tipo de arte ya conocido, ya madurado, ya mercantilizado, ya cómodo y aceptado, ya agotado.  El arte contemporáneo sugiere formas del arte por venir, es apenas el olor de la brisa que anuncia una próxima estación. Paradójicamente, el arte contemporáneo no corresponde a expectativas, precisamente porque éstas se fundan en lo ya conocido, ya madurado, ya mercantilizado, ya cómodo, ya aceptado y agotado. Entonces, el arte contemporáneo está fuera de un tiempo. Para apoyar esta propuesta, invocamos la definición de lo contemporáneo que propone Giorgio Agamben: 

La contemporaneidad es esa relación singular con el propio tiempo, que se adhiere a él pero, a la vez, toma distancia de éste […]
Es realmente contemporáneo aquel que no coincide perfectamente con él [tiempo] ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello, en este sentido, no actual; pero, justamente por ello, justamente a través de esta diferencia y de este anacronismo, él es capaz más que los demás de percibir y entender su tiempo. 

(«Qué es lo contemporáneo?”, 2008)

El Museo de Arte Contemporáneo deberá ser el terreno de exploración de las formas y actitudes que están fuera de la expectativa del presente, a la vez reconociendo las urgencias de su propio tiempo. Quienes trabajamos allí y nuestros públicos, podremos encontrar pistas para sabernos en nuestra realidad, en nuestra humanidad. En el MAC podemos ser como somos y lo que seremos, y vernos representados o identificados en actos de comunicación frente a algo que nos sorprende, nos inquieta, nos atrae, nos provoca o nos conmueve. Ese algo desconcertante es apenas un indicio de lo que querríamos reconocer como arte contemporáneo, aquello que se presenta en sociedad para ampliar experiencias y entendimientos.